Detrás de CHESMUA hay una chica que, a los 15 años, soñaba con vender ropa… pero no cualquier ropa. No quería percheros llenos de lo mismo de siempre, quería mostrar prendas con alma, con historia, con ese aire vintage que susurra secretos de otros tiempos. Quería que cada prenda tenga una segunda (o tercera) oportunidad de brillar. Así empezó todo: con una idea clara, una pasión enorme… y cuatro gatas como cómplices incondicionales.

El equipo lo lideramos juntas: yo y mis musas felinas Máxima, Aghata, Akira e India (que ya no está en este plano, pero sigue presente en cada rincón del proyecto). Ellas no solo me acompañan, también posan, supervisan y le ponen magia a cada foto. Donde hay una prenda para mostrar, hay una cola peluda, unos ojitos curiosos o un ronroneo que lo hace todo más especial.

CHESMUA es eso: un sueño adolescente que creció sin perder su esencia. Un rincón virtual donde las prendas vintage encuentran nuevos cuerpos que las luzcan, y donde la moda se mezcla con ternura, recuerdos y un toque de rebeldía.